Dick Cheney, el vicepresidente de Bush

12.5.03

Participó de todos los negocios y operaciones imperialistas de las últimas dos décadas. Desde el Irangate, la invasión a Panamá, la primera Guerra del Golfo, hasta la invasión y ocupación militar de Irak donde jugó un rol principal. Junto con Donald Rumsfeld y Condoleezza Rice, conforman el "terceto estratégico" de los halcones petroleros de la Casa Blanca

En el entorno de George W. Bush, 41er. presidente de los Estados Unidos, hay un señor de rostro afable y con aspecto de "abuelo bueno", de esos que llevan a sus nietos al zoológico o al parque de diversiones.
Su misión como vicepresidente de EEUU: invadir países, expandir las ganancias del consorcio petrolero Halliburton y cuidar las espaldas del Presidente Bush, por encargo de su padre George, el jefe indiscutido de la dinastía en el poder.
Se trata de Richard Bruce Cheney, nacido en Lincoln, Nebraska, hace 64 años. Su historial médico revela que ha sufrido cuatro ataques cardíacos -el más reciente en el 2000- y en 1988 fue sometido a una cirugía en la que le colocaron cuatro by-pass.
De este hombre de rostro apacible y mirada serena se dice, entre otras cosas, que es la "voz de Papá Bush" dentro del gabinete presidencial, y el único (junto con Condoleezza Rice) que puede ingresar a la oficina de W. sin tocar la puerta.
Junto con Donald Rumsfeld y Condoleezza Rice, conforman el "terceto estratégico" de los halcones petroleros de la Casa Blanca, y de su mano ingresaron a la administración Bush los más destacados integrantes del llamado lobby judío como el segundo del departamento de Defensa, Paul Wolfowitz, Douglas Feith, número tres en el Pentágono, Elliott Abrams, a cargo de la política de Medio Oriente en el Consejo Nacional de Seguridad, y Lewis "Scooter" Libby, que se desempeña como su jefe de gabinete.

Asesorado en las sombras por su socio y amigo el ex presidente George Bush (padre de W.), se valió de esa circunstancia para colocar en la primera línea de la administración republicana a los más reputados intelectuales y tecnócratas que hoy diseñan la política militar de EEUU .
El grupo de funcionarios del lobby se apoderó de la administración Bush hijo por medio de Cheney (quien se maneja como una especie de tutor político de W.) cuándo éste estaba a cargo de la transición presidencial (el período entre la elección en noviembre y el acceso al poder en enero).
Desde ese espacio clave empezaron a construir las nuevas coordenadas de la política exterior del Imperio y diseñaron la nueva estrategia colonizadora del Estado norteamericano: las guerras preventivas contra el "eje del mal", plasmadas en el papel por la halcona negra Condoleezza Rice.
El jefe de los "blandos", o las "palomas", de la Casa Blanca, el Secretario de Estado Colin Powell -otro funcionario de la más íntima confiianza de la familia Bush- fue rodeado por la red derechista "dura" de Cheney, integrada en sus primeras líneas por Wolfowitz, Perle, Feith, Bolton y Libby.
El lobby se aprovechó -se dice que con conocimiento de su padre y del propio Cheney- de la ignorancia e inexperiencia del fanático cristiano de derecha, George W. Bush, cuyo acceso a la Casa Blanca marcó el regreso de la banda de los halcones petroleros a las riendas del poder en Washington.
La amistad con Papá Bush
Su amistad con el padre de Bush viene de la época en que ambos revistaban como funcionarios de la administración de Gerald Ford. Cheney, por entonces de 34 años, era el secretario general de la Presidencia, y Papá Bush, de 50 años, dirigía la CIA.
En la misma administración revistaba, Donald Rumsfeld, el tercer hombre de la trilogía que con el tiempo participaría de la dinastía de los halcones petroleros, con Papá Bush a la cabeza.
Cheney recaló por la presidencia de Ford de la mano de Rumsfeld, cuyo cargo de secretario general fue ocupado luego por el hoy vicepresidente de EE.UU.
El año pasado, y después de haberse negado aduciendo problemas de salud, aceptó ser el compañero de fórmula de George W. Bush en las elecciones de 2004, a pesar de sus problemas cardíacos.
Este halcón con el corazón deteriorado, ha recorrido un largo camino por la política, los negocios y la administración pública, antes de convertirse en uno de los protagonistas centrales del rediseño estratégico del mapa de Medio Oriente, una de cuyas etapas acaba de cumplirse con la ocupación militar de Irak.
La operación Irak, cuya primera fase fue lanzada en forma incompleta con la primera Guerra del Golfo en 1991, estuvo destinada a "reedibujar" el mapa de Medio Oriente sobre la base de la conquista petrolera y el control militar estratégico de toda la región del Golfo Pérsico.
Ya en el manejo del petróleo iraquí, segundo productor del Golfo Pérsico, esa estrategia se orienta ahora a controlar los regímenes de Irán y Siria, y a afianzar el dominio norteamericano en Arabia Saudita.
Y si Dios le confiere fuerza y salud, y sobre todo si logran ganarle a Kerry en noviembre, Richard Bruce Cheney estará al lado del elegido para cumplir esa misión: George W., el hijo de Papá Bush, ordenado emperador de Irak, por la pura razón de los tanques Abrams y los misiles cruceros fabricados en serie por el Complejo Militar Industrial norteamericano.
Las andanzas imperiales
Las conexiones de Cheney con el mundo de los negocios están actualmente bajo la mira de la Comisión de Valores y Cambio de Estados Unidos (SEC, según sus siglas en inglés).
La SEC investiga presuntas irregularidades contables en la firma de ingeniería y servicios para la industria petrolera Halliburton, que fue dirigida por el vicepresidente hasta hace cuatro años.
Pero antes de estos incovenientes administrativos, el hoy vicepresidente recorrió un largo camino por la política y los negocios imperiales.
Luego de egresar de la escuela secundaria del Condado de Natrona, donde fue capitán del equipo de fútbol y presidente de la clase de último año, Cheney, luego de pasar por la Universidad de Yale, en Connecticut, recibió el título de bachiller y licenciado en ciencias políticas de la Universidad de Wyoming.
En la Universidad de Wisconsin obtuvo el doctorado, y se radicó en Washington en 1968. En 1964, Cheney se casó con su novia de los años de la escuela secundaria, con la cual tuvieron dos hijas, Elizabeth y Mary, y tres nietos.
Trabajó como empleado de Donald H. Rumsfeld, y éste lo llevó con él cuando Richard Nixon lo seleccionó como asesor de la Casa Blanca en 1970.
Luego la dupla se instaló en la administración de Gerald Ford, y se consolidó su amistad con George Bush, por entonces director de la CIA.
Una sociedad política y de negocios, que a lo largo de dos décadas de estrategia intervencionista norteamericana, diseñó y ejecutó dos guerras, invasiones petroleras como la de Panamá, e incontables operaciones encubiertas de la CIA, cuyo capítulo más célebre lo constituyó el Irangate, o el Irán-contra, durante el gobierno de Reagan.
La administración Reagan-Bush autorizó a espaldas del Congreso, siendo William Casey director de la CIA, una serie de operaciones ilícitas que por medio de un complicado proceso de triangulación, le permitió inundar la región centroamericana de armas y mercenarios a cambio de drogas, sobre todo cocaína, con el objeto de derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua.
También esas operaciones clandestinas estuvieron dirigidas a aplastar al movimiento guerrillero en El Salvador, y a debilitar al régimen de Fidel Castro Ruz en Cuba.
El Irán-contra operó bajo el mando del teniente coronel Oliver North, subdirector para Asuntos Político-Militares del Consejo de Seguridad Nacional, bajo el ala protectora del vicepresidente, Papá Bush, quien a través de Casey supervisaba todo el hilo de las operaciones.
Rumsfeld se desempeñaba como miembro del Comité Asesor del Control de Armamento, y luego, a modo de pieza esencial del Irangate en Asia, fue designado como enviado especial del gobierno norteamericano en Oriente Medio.
Cheney por entonces revistaba como presidente del Comité de Política en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, donde permaneció hasta 1989 cuando fue convocado como funcionario del gobierno de Bush padre.
Cheney dejó el Congreso cuando George Bush lo designó al frente de la cartera de Defensa, donde permaneció hasta enero de 1993.
Durante su gestión dirigió la Operación Justa Causa en Panamá -en la que fue destituido y encarcelado Antonio Noriega (un viejo socio del Iran-contra)- y la Operación Tormenta del Desierto contra Saddam en 1991.
Desde su puesto de secretario de Defensa Cheney piloteó todos los acuerdos y alianzas previas de la primera guerra contra Irak.
Consiguió que el rey Fahd de Arabia Saudita permitiera la instalación de bases militares estadounidenses en Daharan, y en 1992 selló un acuerdo de seguridad entre Washington y el emirato de Qatar, donde se instaló el comando central de las tropas de EE.UU. estacionadas en la región del Golfo Pérsico, a cargo del general Tommy Franks.
En marzo del 2002, cuanto ya estaba en curso la planificación de la guerra contra Irak, el vicepresidente Cheney se reunió en Doha con el emir de Qatar, Hamad Bin Jalifa a Zani, propietario del canal árabe Al Jazzera, después de otra reunión en Manama, con el rey Hamad de Bahrein, otros de los aliados militares de EE.UU. en la región.
El objetivo de su gira por los estados del Golfo fue el de buscar apoyos para la invasión a Irak, planificada por Rusmfeld y Tommy Franks.
En 1995, Richard B. Cheney fue contratado como presidente de la Halliburton Oil Supply Company, proveedora del equipo de producción petrolera más grande del mundo, con sede en Texas, y que emplea a 100.000 personas en 20 países.
En 1998 fue clasificada por la revista Fortune como uno de los 200 consorcios más importantes del planeta.
Cheney es un viejo amigo del emir de Qatar, dueño del principal centro financiero de la región, un "paraíso fiscal" donde se sospecha que confluye el dinero negro del narcotráfico y de la venta de armas en la zona.
Utilizando ese contacto Cheney consiguió que Halliburton realizara grandes negocios en Irán, país hacia el cual ahora se orienta el objetivo militar de los halcones.
Durante la administración Clinton, y al frente de Halliburton, participó en el negocio de la reconstrucción de los Balcanes por medio de la filial Brown & Root (dedicada a la construcción de pozos petroleros, puertos, gasoeductos, carreteras, centrales nucleares y estructuras militares) que en el 2001 facturó 13.000 millones de dólares.
El regreso del Clan petrolero
Después de sus incontables andanzas por los negocios petroleros y el mundo del lobby empresarial, que merecerían un libro completo, Cheney fue nuevamente convocado en el 2000 por su entrañable amigo y socio, George Bush padre.
El nuevo objetivo de los halcones estaba orientado a colocar a George W Bush al frente de la presidencia de los Estados Unidos, cuyo propósito central buscaba la culminación de la obra empezada por su padre: la ocupación militar de Irak.
Durante la campaña, y convocada por Papá Bush, se integró al clan la actual consejera Nacional de Seguridad, Condoleezza Rice, perteneciente también a la prosapia del mundo petrolero.
Condi (como la llaman cariñosamente Cheney y Rumsfeld) fue integrante del consejo de administración de Chevron, empresa productora de armamentos y poderosa contratista de complejos petroleros, en la cual tiene acciones por un cuarto de millón de dólares.

Junto con el vicepresidente Cheney y el secretario Rumsfeld, la halcona negra se ha convertido en la estratega y doctrinaria avanzada de la guerra contra el "eje del mal", materializada con la conquista de Afganistán y la ocupación militar de Irak el 9 de abríl pasado.
George Walker Bush, de la mano de Cheney y los halcones, y bajo la sombra protectora de su padre, asumió el cargo de Presidente de los Estados Unidos el 20 de enero de 2001.
Durante uno de sus discursos de campaña había dicho:
"De mi padre, he aprendido mucho acerca de la presidencia y las campañas, lecciones grandes y pequeñas. Aprendí el valor de la diplomacia personal al ver cómo mi padre creaba amistades y relaciones con gobernantes extranjeros que ayudaron a aumentar la importancia de Estados Unidos en el mundo. Aprendí de primera mano la importancia de rodearse de personas inteligentes, capaces y leales, amigos que no temen decirle a uno lo que realmente piensan y que no abandonan el barco cuando el mar se pone picado. Aprendí que a los asesores principales hay que darles acceso directo al jefe, o de lo contrario se frustran y desilusionan... Y de un gran líder, mi papá, aprendí la lección más importante de todas: uno puede entrar en la contienda, servir con distinción, absorber las adversidades y salir con dignidad e integridad y el amor de la familia intacto".

Y Dick Cheney, su fiel vicepresidente y compañero de fórmula en el 2004, está a su lado para controlar que W no se desvíe del camino trazado por Papá Bush, su entrañable amigo y compañero de andanzas imperiales.

Manuel Freytas
IAR Noticias

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