Santa Marta recobra un pedazo de su alma

17.12.05

El 17 de diciembre de 1830 uno de los relojes de la quinta San Pedro Alejandrino, propiedad del español Joaquín de Mier y Benítez, fue despojado de su péndulo.

'Tú no andarás', decretó el general Mariano Montilla al artefacto, como si se tratase de un ser humano que entiende cuál va a ser su destino.

En aquel momento el militar consideró que el reloj no podía conservar su corazón redondo porque El Libertador había muerto 3 minutos y 55 segundos atrás, justo cuando las agujas marcaban una hora después del mediodía.

El día que 'se ocultó el sol de Colombia' -según palabras que usa el cronista de San Pedro Alejandrino, Dragoniano Pinto, para referirse a Bolívar- Santa Marta adquirió el valor histórico que la acompañará por los siglos de los siglos.

Este sábado 17 de diciembre los lugareños recordarán que hace 175 años falleció el héroe latinoamericano, por lo que le rendirán los honores que en aquellos últimos días le faltaron debido a los avatares de la política, esos mismos que consolidaron un camino diferente al de La Gran Colombia.

Una inquietud se ha sentido entre los samarianos los días previos a la conmemoración, pues en esta oportunidad los mandatarios de Venezuela, Hugo Chávez; y de Colombia, Alvaro Uribe; estarán en la casa de San Pedro Alejandrino para los tributos oficiales.

La confluencia de ambos Jefes de Estado servirá, además, para afinar acuerdos bilaterales enfocados en la integración y los temas energéticos.

La ex senadora del Congreso Colombiano por el movimiento Poder Ciudadano, Piedad Córdoba Ruiz, informó este viernes que su organización política ha convocado a los habitantes de la región a una movilización de solidaridad con la Revolución Bolivariana.

A la par de estos preparativos, la ciudad turística ubicada frente al mar Caribe sigue su curso cotidiano.

Los mercados donde venden artesanías –todas elaboradas con conchas de caracol, coco, piedras de la región o huesos de grandes peces- se llenan con los visitantes que van y vienen ansiosos por escoger uno de los tantos objetos curiosos que llenan los cubículos de ventas.

Los restaurantes siguen sirviendo sus platos costeños repletos con un gran pescado sacado del Caribe, arroz con coco, patacones, yuca, arroz blanco y ensalada.

El vallenato, la música autóctona de este lugar, sigue estando en cualquier punto citadino para imprimirle a Santa Marta, cuna del cantante Carlos Vives, su toque de autenticidad.

La fuerza de la brisa continúa siendo el único sonido que compite con el del vallenato, pues en las noches y en las mañanas los vientos se revuelven y en su furia echan a volar toda clase de objetos livianos.

A veces, incluso, se esfuerza por arrancar las palmeras y entregárselas al mar para que las lleve muy lejos.

La modernidad también sigue compartiendo sitio con la arquitectura colonial, pues las casas de tejas de la zona céntrica resguardan comercios de telecomunicaciones, librerías, centros de llamadas, quincallas, mercados de ropa, zapatos y artefactos electrodomésticos.

Santa Marta sigue siendo la misma que ha sido desde que el progreso fue tomando pequeños espacios, al igual que en muchas ciudades latinoamericanas, para disfrazar infraestructuras del pasado con innovaciones del presente.

Y los samarianos hacen su día a día en esta ciudad que quedó como testimonio de un pasado heroico que pervive por su insistente presencia en todas las instancias de la vida de este pueblo: la escuela, los nombres de las calles y avenidas, o los actos conmemorativos oficiales que cada año se despliegan a modo de ritual para perpetuar la historia en la memoria de la gente.

'La historia es el alma de los pueblos', advierte el cronista de la quinta San Pedro Alejandrino, Dragoniano Pinto.

De allí su opinión de que los hechos tienen que sustentarse sobre referencias escritas que permitan aseverar certezas.

Entonces, durante su crónica se toma el tiempo para reiterar que el reloj sin péndulo colgado en la última morada de El Libertador no marca la hora precisa de su muerte, que ocurrió justo una hora después del mediodía, porque el general Mariano Montilla dejó al artefacto sin su corazón redondo 3 minutos y 55 segundos después de la 1 de la tarde.

Así está escrito en el parte médico que suscribió el doctor de oficio Alexander Prosper Reverend, quien atendió a Simón Bolívar durante los últimos días de su vida y dejó el único registro escrito que se conoce del deceso.

'Bolívar no estás muerto estas entre nosotros, entre el pueblo que lucha por ver tu ideal hecho realidad'.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.petitiononline.com/WarCrime/petition.html
Saludos

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