Apreciaciones que se convierten en retos a afrontar

22.2.06

1. Transitamos un proceso no circunscrito a Venezuela y es posible que estemos insertos en una etapa importante de reanimamiento de las luchas de los pueblos del mundo, que puede ser expresión de un pico en una nueva coyuntura histórica por cambiar la realidad y evitar el exterminio.

2. Realidad que hace impostergable la lucha terminal contra los gruesos trazos de barbarie que se dibujan en el planeta y que son un indicativo del precipicio al que nos están conduciendo. Cifras inimaginables ligadas a la inversión para la guerra son una demostración de esta situación global, hoy la especialización descomunal de la industria de armamentos en el mundo nada tiene que ver con una economía de paz (60% de la tasa de crecimiento de la economía de Estados Unidos está vinculada a gastos militares). Las transnacionales que administran el poder de la Casa Blanca han entrado en un ciclo infernal donde su economía de supervivencia depende de la continuación de la guerra. En esta línea han aprobado recientemente en la ONU un documento para reservarse el derecho a intervenir en cualquier parte del mundo, bajo el pretexto de lo que denominan “guerras de liberación y democratización”; todo un plan económico, financiero y militar para destruir países ubicados en “sus áreas de intereses vitales” que luego serán “reconstruidos” sobre lo que ellos llaman “escombros de opresión”, que no es otra cosa que la liquidación de lo que consideran gobiernos y pueblos no dispuestos a satisfacer sus exigencias y/o requerimientos. Se trata de un plan estratégico de carácter mundial donde las grandes transnacionales y sus gobiernos en EE.UU. son punta de lanza de un nuevo orden mundial trazado como plan desde hace mucho tiempo y cuya última expresión es el genocidio que están perpetrando en Irak.

3. Los factores más dinámicos de poder del capital en el mundo no conciben un cambio internacional que afecte sus intereses y se prepararan por otros medios para afrontar la crisis económica que ellos mismos han provocado:
· La sección de negocios del rotativo británico The Guardian (1º de octubre) no puede ocultar que la "economía más grande del mundo está a punto de sufrir un accidente".
· Los inversionistas extranjeros, quienes han subsidiado hasta ahora los déficit de Estados Unidos (fiscal y comercial) mediante la compra de sus activos, pueden haber llegado al límite de tolerancia y empezar a cambiar sus preferencias por otros instrumentos más atractivos y seguros, lo cual desembocaría en una abrupta caída del dólar.
· El éxodo monetario se ha acelerado después de que Arabia Saudita retiró alrededor de 300 mil millones de dólares de la banca de Estados Unidos.
· El derrumbe del dólar es inversamente proporcional al despunte de dos binomios en alza: petróleo-gas y oro-plata.
· El banco de la Reserva de Australia, perteneciente a la esfera financiera anglosajona, emitió una grave advertencia de que la "tranquilidad presente en los mercados financieros pudiera ser el preludio de una tormenta que provocaría estragos en la economía mundial". La causal puede ser cualquiera para "pulverizar el cada vez más frágil sistema financiero global": una alza mayor del petróleo (curioso: nadie dice nada respecto al gas), el colapso de un banco importante (por la pérdida en la especulación financiera de los ominosos hedge funds: los "fondos de cobertura de riesgo"), o un brote inesperado de la inflación (David Uren, The Australian, 27 de septiembre).

4. En el contexto de estos elementos políticos y económicos que marcan la agresiva y demencial ofensiva de los sectores más dinámicos del capitalismo mundial, el proceso revolucionario venezolano se inserta como fenómeno reciente y atípico en confrontación con la expresión más salvaje del capital: el neoliberalismo. Un proceso inédito con recurrentes victorias a lo interno y con significativos aciertos en la política internacional desde un país con un importante peso especifico dentro de la economía global debido a sus inmensas reservas de petróleo y gas.

5. Podríamos decir que Venezuela se encuentra a la cabeza de los pueblos que luchan y con un importante liderazgo, el de Chávez, que cabalga un proceso abierto de resistencia por fuera de nuestras fronteras, como parte de un largo período de transición cuya orientación socialista tiende a su concreción en la medida que construyamos síntesis de direccionalidad revolucionaria y empalmemos con otros procesos revolucionarios opuestos a la lógica del capital en lucha abierta por la transformación de las relaciones internacionales imperantes de explotación y expoliación de los pueblos. Hasta el momento contrastan las políticas del gobierno venezolano con relación a los países de Nuestramérica y la casi totalidad de los países del Sur cuyos gobiernos son parte de la política de extensión del capital transnacional, gobiernos lacayos que ataron a sus pueblos a deudas impagables y que ahora entregan soberanía, devastados por el hambre y la miseria y sometidos a planes de ajustes monitoreados por instituciones del imperio como el FMI y la Banca Mundial. Desde el año 1989 Venezuela se coloca a la cabeza de un proceso de resistencia con importantes elementos ofensivos donde la característica principal del balance de todo ese periodo es la victoria. Este saldo desafortunadamente no lo tiene otro país de nuestra región y no porque no haya habido disposición de lucha en los otros pueblos, sino que la heroica voluntad de lucha no encontró organizaciones, ni direcciones colectivas ni dirigentes que actuaran consecuentemente en rebeliones que dieron al traste con varios Presidentes en la última década. Ni siquiera Brasil con Lula, un obrero metalúrgico llevado al poder sobre la base de las más grandes instituciones de lucha que dirigente alguno haya tenido en Latinoamérica: el Partido de los Trabajadores (PT), la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y el Movimiento Sin Tierras (MST).

6. De allí, la importancia de la direccionalidad política, incluso del papel de los individuos en medio de una situación revolucionaria. Por supuesto que apostamos porque sean las organizaciones naturales del pueblo y de los trabajadores en general quienes tengan en sus manos esa direccionalidad colectiva surgida del debate, la experiencia y el ejercicio revolucionario, pero son procesos en curso que tienen sus especificidades, sus ritmos de construcción y contradicciones, y que son tensionadas por individuos y organizaciones con rutas o proyectos programáticos que le sirven de guía para transitar objetivos estratégicos. En nuestro caso, se trata de millones de personas que abrieron una situación revolucionaria y optaron por hacer su experiencia con un movimiento surgido de las FFAA, quienes produjeron una insurrección militar con un sector importante de la oficialidad media. Dentro de esa situación revolucionaria que sirvió de catalizador de la insurrección militar despunta la figura de Chávez, quien ha tenido la cualidad de cabalgar la situación hoy convertida en proceso. Proceso donde se han conjugado distintas formas de lucha y donde resaltan una serie de claves que la caracterizan y marcan: Refundante de la República, Constituyente, Democrático, Protagónico, Antiimperialista y Anticapitalista, 5 claves que conforman la síntesis donde contribuyeron las distintas corrientes que hacen parte de este proceso y que empalmaron con la inmensa disposición de cambio de la mayoría del pueblo venezolano: gasolina y motor del proceso bolivariano. Sería un error perder de vista que esta disposición de cambio que coronó un nuevo gobierno se concentra en el liderazgo de Chávez, lo cual constituye una de las especificidades del proceso. Concentración que se potencializa debido a la carencia de síntesis orgánica a lo interno de los sectores del pueblo bolivariano y la crisis que viven las organizaciones nacionales promovidas por el propio Chávez: Círculos Bolivarianos, Frente Francisco de Miranda, Fuerza Bolivariana de Trabajadores, Frente de Estudiantes Bolivarianos, a lo que abría que agregar la desaparición del Comando de la Revolución, el Comando Ayacucho y la extrema debilidad de las UBE después de su extraordinario aporte durante el Referéndum. Este déficit orgánico, que pasa por la inexistencia de una direccionalidad colectiva a causa de la falta de fuertes organizaciones sociales de trabajadores, populares, campesinas, indígenas y militares que tiendan a su integración como expresiones de la voluntad de cambio, se convierte en una de las grandes debilidades del proceso y en la fortaleza principal de la contrarrevolución en toda sociedad en transición: lo viejo no muere, se mimetiza, horada lo nuevo y se hace reversible.

7. De esta debilidad orgánica, que contrasta con la fortaleza de Chávez - pueblo bolivariano que hasta ahora ha derrotado a la contrarrevolución, se desprende un plan conspirador de la derecha que se mueve de manera natural en la lógica capitalista y por dentro de las relaciones económicas que se dan en las instituciones del Estado:
· Casi el 80 % del gasto e inversión del Estado, a través del Presupuesto Nacional (70 billones este año) y de las empresas publicas, se hace con dueños de empresas nacionales y extranjeras privadas, quienes en su gran mayoría fueron parte activa y dirección de todo el proceso conspirativo que tuvo su punto más alto en el año 2002. Estamos hablando de empresarios privados que haciendo ejercicio político sacaron a Chávez y que ahora negocian con los administradores del dinero del Estado con los mismos objetivos políticos, pero teniendo a su favor la letal seducción del dinero que objetivamente les sirve para quebrar funcionarios importantes del proceso, ganarlos a su bando y mantenerlos dentro de las instituciones o empresas publicas. Un hecho que confirma esta distorsión del proceso son las miles de denuncias que involucran desde concejales hasta ministros en toda la geografía nacional.
· Otro elemento que facilita el plan de la derecha ha sido la insistente táctica del gobierno de jalonar a un sector de la conspiración para insertarlo en la vía constitucional, lo cual tiene un costo político para el proceso debido a los distintos intereses en juego. En toda negociación las partes ceden y esto merma la confrontación real que es consustancial a todo proceso revolucionario. La confrontación de clases es sustituida por operadores políticos del gobierno y de la oposición en los distintos ámbitos de los poderes públicos, ocasionando un retraso en el proceso revolucionario que impide el traspaso acelerado de conquistas acordes a la voluntad de cambio de los trabajadores y el pueblo. Llama la atención que la gran cantidad de Gobernadores y Alcaldes que participaron y financiaron la conspiración del año 2002, al ser sustituidos por los candidatos “bolivarianos” no son imputados en su gestión dentro de los 120 días siguientes que establece la ley, sin contar las dudas que genera la exagerada impunidad y la diletante conducta de quienes dirigen los poderes contralores, defensores y judiciales del Estado surgido de la Constitución del año 99.
· Si unificamos los dos datos anteriores de la realidad que le continúan restando fuerza al proceso y entramos en una crisis de gobernabilidad con un Presidente que cada vez que se coloca a la izquierda deja rezagado de lejos a sus acompañantes más cercanos, estaríamos a las puertas de lo que hoy es algo inorgánico y que seguramente se podría estructurar en medio de una crisis del proceso: “el chavismo sin Chávez”. Este podría ser el escenario previo al que estaría jugando el imperialismo frente a otros mucho más riesgosos que podrían detonarle rebeliones en distintas partes del mundo.

8. Otro elemento que profundiza la debilidad orgánica del proceso, y que también actúa de manera natural, tiene que ver con el peso de un Estado inmenso y billonario con capacidad de absorber una parte importante de la vanguardia colectiva del proceso. Hombres y mujeres de lucha entran al aparato estatal para ser molidos por la dinámica burocrática que los conduce involuntariamente ha hacerse parte del muro de contención que mediatiza luchas y contribuye al ahogamiento de la voluntad de cambio del pueblo bolivariano. Muchos entran en la lógica del buen burócrata pretendiendo hacer de su gestión la más eficaz y eficiente. Debido a esto, vemos como ejemplo lamentable la actuación del Presidente del CNE, quien anuncia cifras y datos del reciente evento electoral donde se escogieron los concejales y miembros de las juntas parroquiales como un éxito de la gestión del organismo que representa, cuando lo sensato era criticar abiertamente y de manera contundente lo impropio de un evento que produjo un 70 % de abstención, cifra común en la IV Republica, que tiene su explicación en la confiscación del protagonismo de las comunidades y sus dirigentes naturales, pero que nada tiene que ver con el salto de participación democrática que ha conquistado el proceso bolivariano. No se puede pretender hacer revolución desde las viejas instituciones del Estado, cuando lo urgente es construir las nuevas sobre las bases de las claves conquistadas, es decir, refundando, en proceso constituyente, con la mas amplia democracia y protagonismo del pueblo en lucha contra el imperialismo y por fuera de la lógica capitalista.

No hay comentarios.:

OTRAS PUBLICACIONES: