Mr. Danger: sus fracasos Nacionales y Globlales

8.10.05



* Debilidad política manifiesta en el Senado de EEUU, al desafiar a Bush y prohibir los malos tratos a prisioneros. 46 senadores del Partido Republicano, liderados por John McCain, se unieron a 43 demócratas y un independiente para definir y limitar las técnicas de interrogatorio a presos que las tropas de EEUU mantienen bajo custodia en diferentes partes del mundo. Falta ver si Bush utilizaría su derecho a veto para bloquear una ley aprobada por el Congreso.

* En el caso de Valerie Plame, la espía delatada, la Casa Blanca parece haber perdido esta batalla… otra posición delicada en el mandato del presidente “Mesías”. Nada más y nada menos que el “gurú” político del presidente (Karl Rove) tendrá que declarar por cuarta vez en este caso, que puede culminar con la formulación de cargos criminales por la identificación de Valerie Plame como agente de la CIA, a manera de una «vendetta» política contra su esposo -el embajador Joseph Wilson- visible crítico de los argumentos de armas de destrucción masiva utilizados por la Casa Blanca para invadir Irak. La coyuntura del «espíagate» coincide también con las investigaciones abiertas y procesamientos formulados contra los líderes parlamentarios republicanos en la Cámara de Representantes y el Senado (Tom DeLay y Bill Frist).

La obligada dimisión la semana pasada de Tom DeLay como líder de la mayoría republicana en la Cámara Baja, por un caso de financiación política ilegal, forma parte de una cadena de escándalos, corruptelas e investigaciones que salpican a destacadas figuras del campo conservador, alentando incluso especulaciones sobre vuelcos políticos para las elecciones legislativas de 2006, en las que, a tenor de la historia, el partido en la Casa Blanca tiende a perder múltiples escaños.El líder de la mayoría republicana en el Senado, Bill Frist, se encuentra bajo una doble investigación sobre un posible delito de lucro por información privilegiada al haber vendido en junio acciones de la cadena de hospitales fundada por su familia, justo antes de una significativa bajada en la cotización bursátil de esos títulos.

El asunto más pestilente en esta cadena de puntos turbios está protagonizado por Jack Abramoff, cabeza de una influyente firma de «lobby» conectada directamente con la cúpula del Partido Republicano. El mes pasado, Abramoff fue procesado en Florida por actividades fraudulentas relacionadas con casinos. Y esta semana, tres mafiosos vinculados a la familia Gambino han sido detenidos por el asesinato de un empresario relacionado con los negocios de Abramoff. Otras investigaciones paralelas sobre los manejos de Abramoff en Washington ya provocaron hace dos semanas la dimisión y arresto de David Safavian, principal responsable de contratos públicos de la Casa Blanca.Todo este panorama de minusvalías éticas empaña la ambiciosa agenda legislativa forjada por la Administración Bush, que abarca desde medidas fiscales significativas a una reforma de la inmigración pasando por una privatización parcial de la Seguridad Social.

No olvidemos las llamativas dificultades encontradas por el presidente Bush con la nominación de Harriet Miers como magistrado del Supremo (para bienquistarse con los movimientos feministas, dado que, con la dimisión de Sandra O´Connor, la cuota femenina del Supremo ha quedado reducida a Ruth Gainsburg); y de cómo los sectores más derechistas de su partido se le echan encima por la candidata elegida para suplir una vacante en el Tribunal Supremo.

Que me dicen del alto grado de Despilfarro en el uso de los fondos federales aprobados por el Congreso para ayudar a los damnificados. Hasta la fecha, el Legislativo ha autorizado cerca de 60.000 millones de dólares, de los cuales casi 15.000 se gastaron en menos de 15 días. Según The New York Times, el 80 por ciento de unos 1.500 millones de dólares que ha repartido la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (Fema) se dieron sin licitación de por medio.

Pero lo que más ha generado controversia son dos contratos de 100 millones de dólares cada uno para el Shaw Group. La empresa, con sede en Baton Rouge (Luisiana), tiene como jefe de lobby en Washington a Joe Allbaugh, quien trabajó en la campaña de George W. Bush. Así mismo, hay contratos cuestionables con Kellogg, Brown & Root –subsidiaria de Halliburton, y cercana al vicepresidente Dick Cheney–, Bechtel y Flour, firmas con fuertes relaciones con los Bush y que fueron beneficiadas en la reconstrucción en Irak.

Paralelo a esto, también hay evidencia de que muchos contratistas han tratado de hacer su agosto con ‘Katrina’. Un primer balance del Departamento de Seguridad Interna (DSI) indica que varias empresas cobraron tarifas más altas de lo normal. Por ejemplo, casas rodantes compradas a 23.000 dólares, cuando su valor no sobrepasa los 15.000 dólares; inspecciones a daños a casas que se facturan a 81 dólares, cuando el promedio nacional es de 15 dólares, o el alquiler de barcos como albergues por 70 millones de dólares, cifra que no debería superar los 10 millones. Son tantas las anomalías, que el Congreso ordenó una Auditoría.

Hay cuatro preguntas específicas que los demócratas han formulado y que no respondió, y que pienso no responderá: ¿Cuántas fuerzas iraquíes capacitadas necesitamos antes de traer a nuestras tropas? ¿Qué esta haciendo la Administración para lograr un acuerdo político? ¿Qué progreso se está logrando en la reconstrucción de Irak? ¿Cómo sabemos si el dinero de los contribuyentes se está gastando apropiadamente?

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